24/6/08

INSTRUCCIONES PARA LA QUEMA



dante fue concebido en una noche de san juan, la más corta del año, con la excusa perfecta de su padre para no querer hacer el amor con su madre durante más tiempo del necesario: apúrate, que en nada se va a hacer de día. su padre, fausto, no podía aguantar la mirada de su esposa, falla, porque en el fondo no la quería, y por eso sus encuentros eran breves. a oscuras. o de espaldas. los padres de dante regentaban un puesto de venta de petardos en la playa durante el verano. durante el invierno, fausto trabajaba en una fundición y falla en un horno de pan industrial. mientras que fausto estaba quemado del trabajo, a falla la consumía la pasión no correspondida de su marido. su matrimonio estaba hecho de cenizas que falla resguardaba del viento. habían erupciones, pero eran violentas. había calor, pero era temperamental.

el pequeño dante se crió entre sacos de harina y de hollín. en la playa hacía castillos con una mezcla a partes iguales de pólvora y arena. cuando chasqueaba los dedos salían pequeñas llamas de la punta de sus dedos y los compañeros de clase le llamaban pequeña antorcha humana. se ponía sus guantes ignífugos y leía durante horas sobre como determinadas sectas se suicidaban a lo bonzo, subrallaba datos de perfiles psicológicos de pirómanos, se informaba de como en algunas barberías de la india el pelo se cortaba con fuego. sus platos preferidos llevaban guindillas y jalapeños. sus dos películas preferidas, fahrenheit 451 y el coloso en llamas.

el único fuego al que dante temía era al de su padre, la forma como ignoraba a su madre y lo menospreciaba a él. cuando se quedaba a solas vendiendo petardos en el puesto, los clientes habituales le daban ánimos, le decían que su padre ya cambiaría algún día. dante les devolvía el cambio y una sonrisa insegura. se había dado cuenta que cuando miraba con odio a su padre de sus ojos salían chispas, que la temperatura de su cuerpo subía y que le salía vapor por la nariz, su sangre más licuada de lo que era habitual.

conoció a mar en el último año de instituto. besarla por primera vez cuando el profesor de ciencias oscureció la sala para la sesión de diapositivas le hizo sentirse en calma, una ola de calor creciente que rompía bajo el agua y solo dejaba espuma fresca al paso y olor de azufre. me haces hervir, le dijo ella con un mapa de capas geológicas proyectado en la cara. me haces humear, le respondió él con la falla de san andrés proyectada en superposición encima de su sonrisa.

falla puso en marcha el horno y cerró la puerta, solo que esta vez lo hizo por dentro. entre las bandejas con masa del pan aún cruda, decidió poner fin a la invisibilidad a la que su marido la tenía sometida. mientras la piel se le hinchaba y cuarteaba y se le evaporaban los ojos pensó que ese dolor era soportable, que los años de matrimonio la habían insensibilizado. solo le dolió pensar en dante pero para entonces las baguettes estaban ya en su punto.

incapaz de sostener la responsabilidad de su actos, fausto se volcó en amedrentar a dante por la muerte de falla. quemó sus libros, abrasó sus películas y le hizo duchar con agua fría una y otra vez intentando apagarlo, extinguirlo. así que una noche poco antes de su cumpleaños, dante bajó a la caseta de los petardos e hizo inventario. llamó a mar y quedó en recogerlo a medianoche. fausto vió luz en la caseta y pensó que el inepto de su hijo se había dejado abierta la bombilla así que bajó a la playa determinado a darle una lección cuando volviera a casa. sin embargo, no llegó a la caseta puesto que perdió el conocimiento a pocos metros, después que dante le rodeara la boca y la nariz con un trapo empapado en el éter que él y mar habían robado de la clase de ciencias.

para cuando fausto volvió a abrir los ojos estaba atado a una silla. tenía dos tracas de 160 águilas enrolladas en cada pierna y en cada brazo. ramilletes de chinos debajo de las uñas de los pies y manos. ristras de truenos atadas a las rodillas. cuatro font dels encants atadas a cada una de las patas de la silla. el torso cubierto de girasoles y cracklings. y una ruleta multicolor aprisionada en la boca con esparadrapo. todos los petardos de la caseta atados a su cuerpo. y entonces dante chasqueó los dedos.

las palmeras, los relámpagos y las centellas empezaron a iluminarle de espaldas mientras el estruendo iba en aumento, sus huellas espaciándose cada vez más por la arena de la playa. había que darse prisa, antes que los vecinos salieran a sus balcones. vió a mar apoyada en la barandila del paseo. la besó y entraron en el coche. ¿cómo estás? preguntó ella. hay fuegos que ni el agua puede calmar fue todo lo que dante pudo contestarle.

a este post lo acompañó cherry waves de deftones

16/6/08

EL CROAR DE LAS RANAS



un compañero de clase te ha dado unos peces para que limpien tu piscina encharcada de mosquitos y larvas. cuando te llamo por teléfono me dices que los llevas en una caja con la tapa de plástico en el maletero de la furgoneta. recuerdo la carretera sin asfaltar que conduce a tu casa y me imagino los peces haciendo piruetas en su tanque de tupperware con cada bache, con cada surco de neumático de tractor colmado de agua, con cada curva salpicada de hierba pringosa.

esa casa. la casa donde naciste y en la que vives ahora que tus padres se han ido. la casa que tantos reparos puse en visitar porqué me iba a hablar de todos tus recuerdos, de todo eso de lo que quisiera formar parte. esa casa en la que vives ahora con tu pareja. esa casa a la que finalmente fui un fin de semana por mis tremendas ganas de verte. esas paredes con más de siete siglos de antigüedad, esa capilla en la entrada, ese huerto en la parte trasera, esos móviles con cuentas de madera colgando del techo. tu antigua habitación, el cuarto donde jugabas de pequeño, el patio interior en penumbra, el garaje donde unos humedecidos discos de madera estan a la espera que las setas que hay inoculadas en ellos broten. el cuarto de tus padres, convertido ahora en habitación para invitados. yo, el primer huesped de honor en estrenarla. hasta pusiste un dosel.

cuentas los peces una vez aparcada la furgoneta. hay nueve vivos y uno muerto, seguramente por haber hecho piruetas mortales durante el viaje. mientras nos reimos del ecológico sistema de limpieza que estás a punto de implantar en esa piscina que hace años que no usas, me dices que por las noches hay serenatas de sapos entre la hierba. prometes volverme a llamar por la noche para que los oiga.

pasan las horas, el sol se desvanece y unas tímidas estrellas empiezan a tartamudear. tu foto ilumina la pantalla de mi teléfono cuando me llamas y descuelgo. los sapos se cuelan por el audio del móvil, se solapan, cantan a coro con los grillos, algunos chapotean y los imagino coreografiados a lo ester williams, burbujeando bajo el agua, saltándo de nenúfar en nenúfar con sus pértigas de cañas, cazando mosquitos. las luciérnagas convertidas en las estrellas tartamudas de ese microcosomos particular.

tu respiración también está ahí, imperceptible. casi te escucho reir, morderte el labio para no estropear el momento, inclinado cerca de la charca. tu voz suena cansada, efecto secundario de la época de exámenes. hemos quedado de aquí a tres fines de semana y esta vez te vienes tu a mi casa. empiezas a poner pegas a veinte días vista, diciendo que no te apetece mucho moverte, que tu casa ejerce una especie de efecto imán en ti y te paro, diciendo que lo que nos venga en gana entonces ya se verá. por ahora nos quedamos con el croar de las ranas, que corean, crepitan, saltan unas por encima de otras, la libélulas zumbando. los renacuajos salpicando, dando la bienvenida a los nueve peces recién llegados. otros renacuajos son puntos negros en sus masas gelatinosas aún por formar. te mando un beso, sin matemorofosis amfibia de por medio.

dejamos de ser principes hace tiempo.

a este post lo acompañó msí eyrum de sigur rós

9/6/08

ONE TWO THREE FOUR



en febrero, mi querido amigo beltran boy me regaló un par de entradas por mi cumpleaños para el concierto de feist en barcelona en junio. ya puestos, decidí tirar la casa por la ventana y reservar habitación en pleno centro de la ciudad, en determinado hotel del eixample. que uno, aunque ciertos lobbys le den grima y considere que practican más la discriminación positiva que otra cosa, también es incongruente como el que más. así que nos presentamos en recepción a eso de las cinco y media donde se nos informó, para desencaje de nuestras mandíbulas, que debido a una ocupación masiva del hotel se nos iba a alojar en una habitación de categoría superior. vamos, una suite en toda regla. mientras que beltran boy entendió la información a la primera, yo necesite de medio trayecto hasta el sexto piso para entenderlo (todo esto en un ascensor modernísimo bañado en una luz azul que te hacía parecer el anuncio ese de profident donde la gente sonrie dentro de una habitación a oscuras y les brillan los piños como el faro de alejandría).



fichad esto: habitación estupenda, cama enorme, vistas de primera, bañera con jacuzzi, detalles por todos los lados, mini terrazita con vidriera, televisión de plasma. muy bonito todo, vamos, aunque el detalle de tener la bañera en mitad de la habitación, qué quereis que os diga... si al otro le apetece dormir y tu quieres desgañitarte bajo el teléfono lo más probable es que acabeis a tortazo limpio. dejamos las mochilas en la habitación y nos escapamos al centro, a por las entradas de los conciertos de alanis morissette y r.e.m. con editors de teloneros. barcelona estaba tan salpicada de turistas que hubo momentos en que quien se sentía guiri era yo. volvimos al hotel, dejamos las bolsas y nos fuimos hacia la sala apolo.



decidí dejar la cámara en la habitación para poder estar más pediente del concierto que de sacar fotos resultonas (ese es el motivo por el cual he tirado de google para la foto de feist). lamentablemente, los de las filas de delante no pensaron lo mismo y durante buena parte del concierto tuve la sensación de estar viendo a feist a través de las pantallas de las cámaras del personal. por lo demás, un concierto espectacular. si la voz de feist ya me seduce cuando la escucho en casa, en directo es apabullante escuchar como modula, susurra, vibra y hace explotar sus cuerdas vocales. jugó a hacer sombras chinas detrás de una pantalla, hizo cantar a toda la sala con mushaboom y intuition, se sampleó a si misma en honey honey, se subió a la batería durante un sealion epiléptico, me puso la carne de gallina con so sorry y how my heart behaves y finalmente nos volvió del revés, haciéndonos saltar y corear i feel it all y las trompetas de 1234. a mitad del concierto feist correspondió a unos fans tocayos suyos cantando el himno de canadá a lo celine dion descojonándose. cuando para equilibrar las cosas pidió a un voluntario que cantase el himno patrio encima del escenario, llegó el momento freakie de la noche. un tal antonio subió a la tarima y, supongo que al darse cuenta que el himno patrio es instrumental -o temiendo la crisis diplomática que puede suponer cantar el himno íbero en un escenario barcelonés-, decidió marcarse una versión cañí de 1234 mientras todos coreábamos antoooonio antoooonio (no sin que antes al público le diera tiempo a pedir que cantara el chiki chiki o -toma ya- el como una ola). la cara de feist no tenía desperdicio.



terminamos la noche cenando y de marcha hasta las cuatro, riendo y bailando y desorientándonos bajo la fina lluvia de vuelta al hotel para un merecido descanso. me levanté al cabo de seis horas exactamente en la misma posición en la que me acosté, prueba del tremendo cansancio que llevaba encima. mientras beltran boy aún dormía, decidí darme un baño y probar el jacuzzi, aunque cuando escuché los reactores del boeing 747 que habían puesto dentro de la bañera decidí dejar el hidromasaje de lado no fuera que medio hotel se levantara del susto. una hora más tarde tenía un rollo de canela y un frapuccino entre las manos en un starbucks y, menos mal, la perspectiva ante mi de un lunes sin trabajo.

os dejo con la estampa superman del fin de semana.



a este post lo acompaño 1234 de feist

1/6/08

POR LOS PELOS



el zumbido se abre paso a traves de mi cabeza. el pelo cascadea en copos hasta el suelo donde se amontona de forma irregular, alguna idea despistada que no se ha enterado del deshaucio prendada aún de las raíces capilares. aunque son tan solo unos pocos gramos, su peso se nota, la cabeza levemente más ligera. menos pelo, quizás menos pensamientos.

me paso los dedos por el recién descubierto cuero cabelludo y prosigo, el cortapelo trazando atajos, cruces, igualando poco a poco la supeficie. mi craneo más cerca de la luz de nuevo. distingo a mis pies los leves rizos de mi nuca -cortados antes que prosiguieran en sus espirales eternas-, algunos cabellos rojizos manifestando tímidamente la carga genética de algún antepasado nórdico y alguna que otra cana, legado de mi familia paterna.

últimas pasadas frente al espejo. como tantas otra veces antes, sigo siendo yo y he dejado de serlo a un mismo tiempo. me acaricio la cabeza una y otra vez, las yemas de mis dedos reaccionando contra el cabello recién espigado y mi barba de seis días. pequeños pelos en mis uñas, en el hueco de mis clavículas, espinas venidas a menos de mi cactus particular.

mi abuelo materno se empezó a quedar calvo a los treinta cuando eso de un poco de pelo en el peine pasó a ser un poco de peine en el pelo. mi abuelo paterno murió cuando yo tenía cinco años y no me acuerdo de él, pero mi padre dice que murió con el pelo intacto. mi abuela materna se pasa dos horas reglamentarias a la semana en su peluquería de toda al vida donde la ponen a cocer bajo el secador hasta que consigue ese look octogenario a lo sofía de las chicas de oro. a mi abuela paterna la tiñe su vecina conchi del patio de la escalera los jueves cada quince días con los productos que la hija de la conchi se saca de la peluquería donde trabaja. mi padre tiene el pelo gris desde que tengo uso de razón y, en una versión llongueras de la caída de obélix al caldero cuando era pequeño, su pelo parece estar engomiando de por vida y no necesitar fijadores extra. mi madre se tiñe cada tres semanas los sábados por la tarde en su lavabo con todas las tonalidades rojizas habidas y por haber.

yo, por mi parte, des de hace dos años me corto el pelo yo mismo. la primera vez fué una aventura. ahora se ha convertido en una rutina gustosa.

a este post lo acompañó gobbledigook de sigur rós